Su apariencia es la de un perro con clase, elegante en su caminar y rápido de reflejos. Donde vayan llaman la atención, por su rareza, excentricidad y aspecto, no dejan a nadie indiferente. Son pacientes con los niños y ancianos y siempre están dispuestos para jugar y dejarse acariciar. Ladran en raras ocasiones y cuando quieren algo se plantan firmes frente a ti, y mirándote emiten gemidos. Son de crecimiento lento y hasta los dos años de edad, no alcanzan ni el tamaño ni el peso definitivo.